martes, 31 de mayo de 2022

Milei y Canosa, ¿errores de un sistema perverso?



Se me vienen a la mente un montón de pensamientos sueltos sobre estos dos fenómenos sociales, preguntándome por qué están en constante ascenso con sus discursos poco convencionales, en un sistema donde ser políticamente incorrecto, puede costar caro.

Acompáñenme a esta sucesión de pensamientos sueltos sobre Javier Milei y Viviana Canosa, donde dejé un poco de lado el rigor periodístico para poder meterme en una charla de café donde, como todo argentino, podemos opinar como si fuésemos todos directores técnicos.

 

 

Sin dudas, este tándem constituye un dedo en la llaga de la política y de los medios de comunicación. Si bien Viviana Canosa es del palo de los medios desde hace varios años, Javier Milei, hasta hace no mucho tiempo, era solo un economista de alto perfil mediático y un tanto excéntrico, pero que, de repente, copó la escena política y se convirtió en muy poco tiempo en Diputado Nacional. Y va por más.

 

En los últimos tiempos, uno de los deportes favoritos del oficialismo y de la oposición, por igual, fue pegarle a estos dos personajes que se atrevieron a desafiar al poder expresando sus ideas, en tiempos donde quien no está alineado a las posturas oficialistas, se lo tilda de “facho, opresor, gorila, heteropatriarcal, antiderechos, golpista” y un largo etcétera de epítetos despectivos relacionados con el perfil político e ideológico. Aquí es donde se confunden las líneas del oficialismo y de la oposición, porque parecieran estar del mismo bando.



 

En el caso de los medios de comunicación, el sesgo es un poco más marcado, puesto que aunque hay medios claramente opositores al gobierno de turno, en cuanto a las ideologías de género y todo el absurdo progresista, suelen estar, también, en la misma vereda. Ambiguo, por cierto, porque, por un lado, algunos periodistas realizan brillantes editoriales para denunciar la corrupción de este gobierno, pero por otro, se los ve fomentando prácticas perversas como el aborto, por ejemplo, algo promovido épicamente por quienes hoy ostentan el poder. Paradójico, por cierto, ya que el Presidente decía estar preocupado por “la vida de los argentinos”. ¿Qué preocupación válida puede pronunciar una persona que, ligeramente, habla de aborto como si fuese un “derecho”?

 

En los sectores convencionales de la política ven con preocupación el ascenso de Milei, y consideran a Canosa como una especie de vocera mediática del ex arquero de Chacarita. Su programa de televisión suele ser una de las pocas plataformas en las que a Milei no lo exasperan para “sacarlo de sus casillas” –cosa que no cuesta demasiado- y lo dejan explayarse tranquilamente en sus conceptos. Canosa también fue blanco de los políticos oficialistas porque, como tantos otros periodistas, se pronuncia constantemente en contra de la inmoralidad de este gobierno peronista. Pero, al mismo tiempo, se puso a casi todos sus colegas en contra cuando fue antagónica a la ideología de género y todo lo que ésta acarrea, dejando la puerta abierta a las más inverosímiles perversiones. La ex pelirroja nunca ocultó su perfil provida y, evidentemente, no se dejó llevar por la vorágine que arrastró a gran parte del ambiente mediático hacia la “ola verde”. Hoy día, debe ser la única periodista de la televisión abierta que se opone al aborto, a las ideologías de género y denuncia la Agenda 2030, de la que nadie habla.

 

Números en alza

Tal vez en Milei sea más notorio porque constantemente hay encuestas sobre la suba y baja de la imagen política de los principales referentes, y los números dan cuenta de que cada vez más gente ve al líder de La Libertad Avanza como una esperanza de iniciar una camada política no infectada con la corrupción, como en las últimas décadas. De Canosa, probablemente, no haya mediciones más que de un rating fácilmente manipulable, pero las redes sociales, por ahora, continúan siendo ese lugar donde el común de la gente puede expresar sus favoritismos hacia tal o cual figura mediática. Y ahí sí, puede verse que, más allá de alguna objeción –la ingesta de cloro frente a cámaras, para ningunear el covid, por caso-, la conductora de América supo captar la atención de muchísima gente a raíz de su potente discurso contrario a la dictadura de género que se quiere imponer en los medios.




Más allá de estos perfiles que hacen sentir identificada a una importante porción de la población, ¿qué es lo que hace temer tanto a los que están del otro lado? Porque constantemente emergen figuras con discursos apetecibles a los oídos de la gente de a pie, pero ninguno se constituyó en una amenaza para el poder de turno ni en una incomodidad para los medios obsecuentes con ese poder.

 

Sin dudas, ambos supieron capitalizar la bronca de la gente, el hastío de una población que ya no se banca más el discurso barato de un presidente descartable, a quien aún su propia socia atenta permanentemente contra su investidura, desgastando su imagen con cada palabra e incitando a lo que alguna vez ella misma denominó como “golpe blando”.

 

Por otro lado, Milei también supo desnudar la miserabilidad de una estólida oposición, que en vez de ocupar el lugar que el peronismo le está dejando mansamente con esta sucesión de torpezas, pierde su sosiego queriendo desmembrar el frente liberal, como si esa fuera una preocupación de los argentinos. Teniendo todo para salir al cruce con ideas claras y un proyecto serio, dilapidan el tiempo tratando de ponerle un pie en la cabeza a quien recién se inicia en la política, en lugar de buscar los puntos en común para poder salir, definitivamente, de los regímenes sucesivos que tuvieron al país en la miseria durante décadas. Imbéciles por donde se los mire. Con poco tacto y nula empatía.

 

Milei y Canosa. Amigos confesos, unidos por varios puntos en común. Entre ellos, el deseo de una Argentina más justa y libre, con políticos creíbles y honestos, con medios de comunicación que hablen con la verdad, con una sociedad que deje de estar coartada por una estirpe política despreciable, que propugna el “pan y circo” mientras se llenan los bolsillos. Ellos pelean contra un sistema en el cual están inmersos. Y cuando aparecen, cual cartelito en la computadora que advierte un “error en el sistema”, se los quiere borrar, limpiar, enmudecer, quitar del medio, pero aún persisten. Siguen ahí. Y así como los ingenieros actualizan los sistemas informáticos a partir de los “errores” que le tira la técnica obsoleta, está la esperanza de que los errores de este sistema perverso sigan multiplicándose para que el mismo mecanismo se actualice y genere más errores hasta que podamos contar con un sistema libre de virus.

 

Por ahora, Milei y Canosa siguen siendo un error en el sistema…

sábado, 28 de mayo de 2022

Big Brother

¡Cuánto que venimos hablando de esta especie de Gran Hermano que nos quiere digitar la vida! Emanuel Danann, además de ser un comunicador social que suele denunciar la dictadura de género, siempre bien fundamentado e informado, también es músico. Y entre sus obras, encontré esta perlita que paso a compartirles. Espero les guste...



La destrucción no para


Por Carlos Ialorenzi y Myriam Mitrece (*)

 

"La transformación no para" es el eslogan de turno. El Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, gasta grandes sumas de dinero, publicitándose como un gran hacedor. Todo parece estar dirigido a posicionarse como futuro candidato a Presidente en el 2023.­ Sin embargo, la que vemos que no para es la destrucción de los valores, la honradez y el sentido común.­

El Sr. Rodríguez Larreta, "Horacio", como su aparato comunicacional lo presenta, junto al Sr. que ocupa el sillón de Rivadavia, "Alberto", tienen varias cosas en común: años percibiendo sueldos públicos, haber formado parte del tribunal televisivo que cada 15 o 20 días nos encerró durante el 2020 y gobiernos que gastan millones de pesos adhiriendo a la ideología de género y al aborto

 

El Censo

Los censos son útiles y necesarios para establecer políticas públicas realistas. Nada como un buen diagnóstico de la realidad para obrar a paso seguro. El problema es que en un gobierno que resulta poco -o nada- creíble, un simple censo provocó rumores, sospechas y temores sobre posibles maniobras y manipulación de los datos, muchas de ellas sin asidero, otras, bastante lógicas.­


A las preguntas del Censo nacional de población que se realizó la semana pasada, casi idénticas a las del censo de 2010, se sumaron dos ítems referidos a la autopercepción sexual y étnica.­

 

Los datos

Los primeros resultados arrojados indican que el 99,88% de la población Argentina, se reconoce como hombre o mujer, y que tan solo el 0,12% no se percibe así. Más allá de ser datos preliminares, queda perfectamente claro que la inmensa mayoría del país no está representada o involucrada dentro de las "diversidades de género", que nos están presentando "hasta en la sopa" nuestros gobernantes y por lo cual se gastan grandiosas cifras

 

Al fin de cuentas, discriminación

La denominada discriminación positiva que fundamenta las políticas de género, se conforma con prácticas y políticas públicas que tratan de aumentar la representación de los grupos minoritarios con el objeto de ejercer una función empoderadora de los grupos que se consideran vulnerados. Paradójicamente, otorgar ventajas y privilegios a tales sectores­ termina generando desigualdades ante la ley, sobre todo cuando las razones son de índole ideológica, más que centradas en necesidades reales.­


Sería suficiente con reconocer que los seres humanos normalmente, nacemos hombres o mujeres y que todas las personas deben ser respetadas más allá de cómo se perciban o lo que hagan en su vida íntima. Todos somos personas, tenemos dignidad intrínseca y deberíamos tener igualdad ante la ley.­


Ahora bien, no se puede tapar el sol con una mano, y fomentar desde el poder constantemente un lenguaje deformado que pretende ser inclusivo, excluyendo a la mayoría que hemos aprendido y hablamos el español o, como hemos visto en los edificios públicos, arriar la bandera Argentina y poner el símbolo del colectivo LGTBQ+ como hace el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el nacional y algunos gobiernos provinciales.­


Vemos todos los días como la ideología de género está siendo inculcada forzadamente en la educación pública y en la cultura.­


Somos muchas las personas que nos oponemos a esta perspectiva ideológica y sus políticas concomitantes, pero cualquiera que se manifieste en contra de ellas corre el riesgo de ser sancionado por el Inadi y los tribunales o criticado por los medios. Esto se está convirtiendo en la práctica en una dictadura de género, llevada a cabo por los poderes político y mediático. Y la intolerancia es cada vez más coercitiva.­

 

Más de 60.000 desaparecidos

En un territorio con 2.780.400 kilómetros cuadrados, las 47.327.407 personas que arrojó el censo, indican que la densidad de población sería de 17 personas por kilómetro cuadrado. Qué estamos mal repartidos, no hay duda, pero que nuestro país necesita habitantes es una verdad a gritos. Desde el punto de vista geopolítico nuestro inmenso territorio está peligrosamente despoblado.­


Desde la legalización del aborto en diciembre de 2020, en el sistema público -contradictoriamente denominado de salud- se han practicado más de 60.000 abortos.­


Con una tasa de fecundidad menor a la que exige el recambio poblacional, a los 60.000 futuros habitantes, Argentina, les ha negado la posibilidad de poblarla. En las estadísticas no figurarán entre los nacidos ni entre los muertos.­

 

Más ideología, menos realismo

Con una visión no ideologizada de la realidad, queda a las claras que -si hablamos de prioridades- este censo poblacional está mostrando que las políticas públicas gubernamentales en lugar de usar cuantiosos recursos económicos y humanos en promover políticas de género y programas de salud "no reproductiva", debería utilizarlos en dar condiciones que favorezcan la natalidad y promuevan la formación de familias.­


Lógicamente, eso sería con una visión realista y no ideologizada...­

 

 

(*) Carlos Ialorenzi y Myriam Mitrece son editores de BuenaData.com y redactores del Diario La Prensa

miércoles, 25 de mayo de 2022

Paja y Cristal


 

Por Celina Ortega (*)


Entre la apatía ("paja") de los jóvenes y el trato extremadamente cuidadoso de
los adultos (de cristal) que por no ofender, por no herir, por no demandar, por no discutir, por no contradecir, porque los límites son malos, porque el poder no existe, porque todo "se construye", no puede surgir nada bueno. Adultos suavecitos, que no logran ocupar su rol.


Yo sé que la educación "religiosa" está viciada en algunos casos y estigmatizada en otros. Sin embargo, esto de educar en la anomia y en "los valores los construye cada uno", "todo está bien si sos felíz o si te da paz", etc., no solo no está dando los resultados que se idealizaron al pensar ese estilo de "no intervención", sino que está produciendo chicos y adolescentes sin rumbo, sin contención, sin mirada adulta que los cuide, los instruya, les enseñe y los ame, de verdad.


¿Quién nos hizo creer que no educar era lo mejor? ¿De dónde salió la idea de que los niños se "construyen" solos y los adultos debemos "de-construirnos"? ¿No será que nosotros, como adultos, también somos "perezosos y cobardes" (paja) para ponernos los pantalones largos y arriesgar (aún con errores) en la guía de nuestras "crías"?


Ni siquiera los animales se atreven a tanto, pero nosotros con todas nuestras teorías y nuestra evolucionada "corteza pre-frontal" no estamos pudiendo usarla para discernir e intervenir en lo que nuestros hijos necesitan. Al parecer no somos, pues, más inteligentes que las bestias.


Ayer una masacre en un supermercado, otro día una violación en manada, hoy una nueva masacre en una escuela primaria, sin propósito alguno, sin justificación posible, un sinsentido que deja a muchas familias heridas de muerte y a muchas otras lastimadas con la huella de la violencia y el miedo de por vida.


Si no tenemos un mensaje claro, contundente y fundado en valores, no estamos entendiendo nada y solo seremos paja y cristal. Una copa rota, inútil, tirada en un pajar de dudas, sin futuro y lastimando a quien se acerque. ¿De verdad no tenemos nada para enseñar?


(*) Celina Ortega es Profesora Universitaria y Licenciada en Ciencias de la Educación.

martes, 24 de mayo de 2022

Un país enfermo


Mientras todos estamos distraídos con los próceres y “próceras” que ocuparán los nuevos billetes, por detrás –o no tan detrás-, los próceres actuales se siguen llevando puesto al país y a sus instituciones.

 

Somos un país enfermo, ya no cabe duda. Porque las cosas pasan por nuestras narices, pero seguimos impávidos, viendo cómo los que debieran ser ejemplo de integridad, carecen de ella. Vivimos en una sociedad anestesiada, sin reacción. No quiero decir que haya que hacer lo mismo porque uno está en contra de toda clase de acto violento, pero en otros tiempos, cuando el gobierno no era de este color político, por mucho, muchísimo menos, cascoteaban el Congreso, rompían la Ciudad y quemaban los restos. Está claro quiénes eran los impulsores y los propulsores de semejantes actos cuando había que desequilibrar un gobierno no afín al peronismo. Y vuelvo a aclarar, por si algún lector desprevenido intenta sacar alguna frase de contexto: estoy en contra de cualquier tipo de violencia y solo establecí una comparación al decir que, por muchísimo menos, los mismos que hoy están calladitos, antes te incendiaban el país.

 


Pero volvamos al hoy. Si quedaba alguna esperanza de que la justicia argentina actuara como “justicia”, se dilapidó ayer cuando el juez Lino Mirabelli aceptó la coima presidencial para tapar un delito. El delito cometido por nuestro primer mandatario. Hagamos un poco de historia: cuando se instaló la cuarentena por decreto, el presidente Alberto Fernández, por ese entonces, contaba con cierta credibilidad de la gente. Y no sólo de sus votantes, sino también de aquellos que veíamos con buenos ojos el plan para contrarrestar los efectos de un virus desconocido que se estaba cobrando vidas. Fernández fue muy elocuente con sus mensajes paternalistas. “Los estamos cuidando”, es una frase que sigue resonando en nuestro interior. Bien. Tras esa premisa, los discursos enérgicos de Fernández hasta ponían la piel de gallina: desde tratar de estúpidos a quienes violaban la cuarentena, pasando por otra famosa frase -“se acabó la Argentina de los vivos”- y llegando a amenazar con ir él mismo y meter presos a los desacatados. Solo le faltaba ponerse la capa y salir de la baticueva.

 


Pero en el medio, pasaron cosas. Cosas como que un padre no pudo despedir a su hija en estado terminal y tuvo que ser escoltado como delincuente por las fuerzas de seguridad para que se vuelva a su provincia. Cosas como que otro padre que intentó hacer algo similar, tratando de cruzar un límite para darle atención médica a su hija, terminó llevándola en alzas varios kilómetros para, días después, ver cómo su niña, agonizante, daba su último respiro. Cosas como que decenas de familias formoseñas que estaban en campos de concentración, no podían siquiera salir para ir al baño. Cosas como esas y tantas otras que no vale la pena enumerar porque ya todos las saben… Y en medio de todo eso, la foto de Olivos. La foto del escándalo, la que desató una ola de mentiras presidenciales, de encubrimientos, de traiciones, de cobardes delaciones, de otras mentiras para tapar las anteriores… para finalizar, luego de todo este tétrico espectáculo en el que se nos rieron en la cara de todos, con un arreglo económico tras haber cometido un delito, por haber roto su propia norma. Con este acto y con la aceptación de la justicia, el Presidente rompió toda credibilidad del sistema, destruyó las instituciones, dinamitó la poca imagen positiva que venía ya en picada y devaluó hasta el piso el valor de su palabra. Todo muy patético, muy triste. Realmente cuesta encontrar un calificativo acorde a todo este desatino.

 


Lo peor de todo, es el fanatismo de quienes ciegamente justifican lo injustificable y se descerebran pensando argumentos para explicar lo inexplicable. Continúan detrás de un escudito, una esfinge o los dedos en V, como si eso hoy tuviera algún significado acorde a estos tiempos. La V de la victoria en un país derrotado por la corrupción de sus gobernantes, por la ineptitud de un presidente puesto a dedo por una titiritera macabra, por una vice que mientras decenas de miles de argentinos morían por el virus, solo se ocupó de acomodar una Corte a su medida. Por la infame cuarentena eterna que hoy –está bien, con el diario del lunes lo digo- quedó claro que fue, en parte, inútil, destruyendo la economía, el trabajo y la educación a su paso. La V de la victoria en un país derrotado por la ignorancia, donde se tiraron por la borda dos años de clases. Donde inventan días improductivos como el día del censo, donde censistas eran asaltados en la calle aprovechando que todos estaban encerrados, y nadie los podía asistir, pero donde “la ley” llegaba en minutos para cerrarle el negocio a quien cometía la osadía de abrir para hacerse el día. Todo al revés. El que quiere robar tiene el escenario propicio para hacerlo. El que quiere trabajar, abre su negocio con culpa por hacer algo “ilegal”. Este gobierno hace todo lo que está mal, y hasta parece adrede.

 


Y nosotros… nosotros, tan pacíficos, tan emprendedores, que cuanto más nos meten la mano en el bolsillo, más nos las ingeniamos para salir adelante por otro camino. No tenemos tiempo de cortar calles, de incendiar comisarías, de tomar escuelas, de bloquear la salida de transportes de las empresas que no nos son afines, etc. No. No estamos en ese negocio. Pero, como dijo Sonia Decker, aquella lectora en su carta al diario La Nación hace no muchos días, falta poco para que se desate “la ira de los mansos”. Y tal vez esa ira no implique destruir nada, porque al fin y al cabo, somos mansos. Tal vez esa ira se traduzca en una votación ejemplar en las próximas elecciones. Una votación que nos saque del letargo, de décadas de destrucción sistemática de un sistema de valores que hagan vivir a una sociedad en paz, en armonía, con trabajo, educación, salud… nada. Cosas esenciales que tiene cualquier sociedad civilizada. Solo espero que los 16 meses que faltan para elegir nuevo gobierno no sea demasiado tiempo para que la anestesia continúe con su efecto…

sábado, 21 de mayo de 2022

La noche en la que tomé un café con Ken Tamplin


Pasó en 2010. Haberme sentado con Ken Tamplin a charlar y tomar un café en la ciudad de Buenos Aires fue algo así como uno de los acontecimientos sociales más importantes de mi vida.

Que un monstruo de la música esté en Buenos Aires, ya es inusual. Que ese monstruo esté en los contactos personales de mi Facebook, aún es más inusual. Que ese mismo monstruo que está en Buenos Aires y tengo en mi Facebook conteste mi mensaje confirmándome su visita y me da su número de celular, ya es totalmente descabellado. Ante este panorama, pensé: “ya que estamos, le pido juntarnos a tomar un café”. No sé cómo describir mi reacción cuando el bueno de Ken accedió a la charla de café en pleno barrio de Recoleta.

Estaba con mi gran amigo Gabriel Stopper charlando en la esquina acordada, esperando al ex líder de Magdallan, cuando suena mi celular. Mensaje de texto de Ken Tamplin a 10 minutos de la hora señalada para la cita. Entre mí, pensé: “Listo, nos clavó”. Pero grande fue mi sorpresa cuando el mensaje decía que venía un poco retrasado, que lo esperáramos. Pensé: “Qué loco. Acostumbrado a retrasos varios con artistas de poca monta, y este tipo se disculpa de antemano con un SMS porque vendrá retrasado”.

Suponiendo que tardaría media hora, o tal vez una hora, nos relajamos y continuamos charlando de bueyes perdidos con Gabriel. Pasaron no más de 5 minutos de la hora de la cita y vemos que de un taxi desciende apurado como quien escapa de la ley, un tipo alto, rubio, que rápidamente le paga al taxista y, casi con sus manos en forma de “pidiendo perdón”, nos ruega: “Sorry, sorry, it’s late!”.

Ken posando con un ejemplar de mi revista, La Batea Magazine

Yo no lo podía creer, solo se había retrasado 4 minutos, un tipo que venía de otro país, hablaba otro idioma, era un prócer de la música y se venía a encontrar con dos desconocidos para tomar un café…. Ya era demasiado. Supuse que esa noche no dormiría.

Tuvimos casi dos horas de charla, café de por medio, donde, paradójicamente, la música solo fue uno de los tantos temas. La relación con Dios, la sintonía con el cielo para hacer cada cosa, la vida devocional, la relación con los fans, fueron temas que nos dejaron la impresión de que, antes que un músico, estábamos en presencia de un simple Hombre de Dios. Así de simple y así con mayúsculas. Un simple sustantivo común que Ken transformó en un título honorífico.

Debo confesar que planificamos algunas cosas que finalmente no pudimos concretar, pero… ¡¡¡qué importa!!! Cambiaría eso por tener otras dos horas de charla de café con Tamplin.

Relatos que se caen: apenas el 0,12% de la población adhiere al absurdo


Como todo relato basado en ideologías o percepciones, llega un momento en que se hace insostenible. Y el censo contribuyó a corroborar, con sus datos, que la ideología de género es un invento de un grupito de trasnochados que, por cierto, son muy ruidosos, y quieren convencer al mundo que la autopercepción, la multiplicidad de géneros sexuales y hablar como subnormales, es una cuestión de estado. Pero nada más lejos de esa realidad que se nos quiere vender desde los medios, impregnados de esta barbarie cultural que solo embrutece a la sociedad, y desvía la atención de los verdaderos problemas de los argentinos.

 

Ya circulan datos preliminares del censo, que arrojó números más que interesantes. Dado que la carta de presentación de los censistas era la absurda pregunta de cómo se autopercibían las personas que los atendían, hay que decir que solo el 0,12% de la población tuvo una autopercepción diferente a la que la naturaleza les concedió. El 99,88 % restante, son hombres y mujeres que no reniegan de su sexo.

 

Este brevísimo paneo por el resultado global del censo, deja algunos análisis necesarios. En especial, por el énfasis que el gobierno de turno pone en estas cuestiones insignificantes para casi el 100% de una población que reclama, día a día, por mejoras en tantísimas áreas que, sí, son trascendentales para el crecimiento individual y colectivo.

 

En propias palabras de Alberto Fernández, los resultados del censo sirven para diseñar políticas públicas que traigan bienestar a la sociedad. Si el Presidente repara en estos números, se tendría que dar cuenta que es inútil seguir creando más ministerios y secretarías relacionados con temas que no le interesan a nadie (bah, a un 0,12% de la población) y a los que se aplican millonadas de pesos que no tenemos. Fortunas que no tienen como destino la Educación, ni la Seguridad, ni la Salud, ni el Trabajo, las cuatro áreas fundamentales en las que se apoya –o debería apoyarse- el Estado.

 

Según números del último presupuesto, el Gobierno Nacional destinó 2 billones de pesos para Políticas de Género, lo que equivale a casi el 15% del presupuesto nacional (*), que apenas destina un dígito a educación, seguridad y salud.



 

A la luz de los números arrojados por el censo, ¿continuará el Gobierno con estas políticas incongruentes con la realidad? ¿Seguirán fomentando la idea de que crear más y más dependencias del Ministerio de la Mujer, hablar como infradotado o hacer cursos de género para sacar un registro de conducir va a disminuir la violencia contra la mujer? ¿Supondrán que crear los aberrantes centros de hormonización para niños está por encima de erradicar la desnutrición infantil en un país que puede generar comida para 10 veces más la cantidad de habitantes que somos? ¿Creerán que por bregar por el cupo femenino dignificarán el rol de la mujer en la sociedad? En un país donde tanto se habla de la identidad, ¿seguirán confundiendo la identidad de los niños transmitiéndole la idea de que pueden autopercibirse del sexo que quieran y no del que la naturaleza le asignó?

 

Preguntas retóricas, si se quiere, pero que es necesario formularse, cuando se está en presencia de un gobierno ciego, sordo y mudo ante las verdaderas necesidades de una mansa población que ya está al borde de la ira.

 

(*) Fuente: ElEconomista, 4 de octubre de 2021. 

jueves, 19 de mayo de 2022

El precio de la libertad: el caso Suriani y el avance de la censura­



Por Camila Duró (*)

 

Alguien podría citar a Jefferson para responder en abstracto al título de esta nota repitiendo la famosa frase "El precio de la libertad es la eterna vigilancia". Sería una buena respuesta, se concede. Pero hoy el precio de la libertad en Argentina subió más que la canasta básica: Se paga con el silencio forzado.­

 

Hace apenas unos días por vía judicial se censuró públicamente al diputado Andrés Suriani (MC) pura y exclusivamente por motivos ideológicos. El ex diputado publicó el nombre de la médica y la cantidad de abortos que se practican en el Hospital Materno Infantil de Salta.­

 

Lo curioso es que cualquiera podría pensar que se lo denunciaría por algún tipo de atentado a la intimidad o al honor. Pues no, la denuncia es por violencia de género. Y para peor, el activismo judicial falló en contra del derecho humano fundamental a decir lo que se piensa libremente, en tanto y en cuanto no se afecten otros derechos ¿Acaso es un secreto o una vergüenza lo que expuso Suriani? ¿Una calumnia o una difamación?­

 

Lo que sucede es evidente: se está definiendo en este momento cuál es el precio a pagar por ser libre en nuestro país. Parece que ya no alcanza con el armado de listas negras de parte de periodistas financiados por fundaciones extranjeras, sino que ahora el activismo judicial pretende sentar un precedente vergonzoso en pos de censurar el pensamiento de un gran sector de la sociedad.­

 

Es que en algo tenían razón quienes militaban la legalización del aborto y es que la gente no iba a salir en manada a abortar de un día para otro. Esto se promueve o se desincentiva a través de la cultura. El proceso es lento para quienes están apurados en imponernos el pañuelo de una minoría encumbrada.­

 

Está a la vista que no aceptan que aquellos que militamos en primera persona la defensa de la vida tanto de las mujeres como de los niños no vayamos a quedarnos callados.­

 

Puede ser que hayan aprobado una ley nefasta que se llevó casi 33.000 vidas en 2021 por vía "legal" pero a la campaña por el aborto legal le asombra que sean tan pocos.­


Quizás al lector la palabra "pocos" le resulte chocante pero desde el sector verde militaron 500 mil abortos al año sin que se les caiga la cara de vergüenza y ahora se embanderan en la misión de hacerlos realidad. Aunque para que esto suceda hacen falta dos cosas: la inacción de quienes debemos seguir diciendo a viva voz que el aborto mata y destruye personas a su paso y el avance de quienes quieren venderle a otros, especialmente a las más jóvenes, que el aborto es una promesa de libertad.­

 

En un combate limpio, cada uno batallaría en el persona a persona, en la opinión pública, en los referentes culturales e intelectuales. Sin embargo, la cancha está embarrada. Hoy comunicar públicamente qué médicos realizan abortos en los Hospitales Públicos configuraría el delito de "violencia de género mediática, simbólica y psicológica".­

 

¿Acaso no están orgullosos de que las mujeres "ejerzan su derecho a la salud" y ser protagonistas de eso? ¿Por qué necesitan el anonimato? ¿Acaso los médicos prochoice no están muy pagados de su arte? ¿Por qué es "violento" contarle a la sociedad quiénes son los que hacen el trabajo sucio de mandar a bolsas de residuos patológicos los restos de los argentinos abortados?­

 

Quizás, aventuramos una hipótesis, porque no existe ni existió tal consenso social respecto al aborto. Fue una decisión porteñocéntrica y elitista. Un rejunte de intereses que nada tienen que ver con la agenda de la Argentina federal. Por eso como no logran por las buenas que la gente acepte el aborto como práctica habitual, lo quieren lograr por las malas anulando del debate público a una gran parte de la sociedad.­

 

La libertad de expresión no es una abstracción, es un ejercicio concreto. Hoy Andrés Suriani está pagando con su libertad el precio de decir la verdad. No hay una condena por difamación. No dijo mentiras ni expuso intimidades. No reveló historias clínicas de pacientes. No cometió ningún delito más que pensar distinto al establishment político, cultural y, ahora también, judicial.­

 

Así que respondiendo a la pregunta inicial, la eterna vigilancia necesita voces concretas. A la guillotina robespierreana del discurso oficial y lo políticamente correcto se le tiene que empezar a complicar un poco. Si somos algunos, quizás salvemos algunas gargantas. Pero si somos muchos, esa guillotina debe ser destruida para siempre. La libertad de pensar no les tiene que pertenecer y eso depende de voces críticas y disidentes. El monopolio de lo­ políticamente correcto avanzará hasta donde la sociedad lo deje. Preguntémonos entonces ¿Cuánto vale nuestra libertad? De esa respuesta depende mucho más que un pañuelo, dependen las reglas de juego según las cuales queremos vivir.­


(*) Camila Duró es militante provida, perteneciente al Frente Joven

Artículo publicado en el diario La Prensa (19-5-22)

El Bielsa bíblico


Muchas veces nos encontramos con grandes frases de predicadores que, a primera vista, resultan buenas. Pero luego, a la luz de las Escrituras, carecen de total sentido bíblico.

Por otra parte, podemos encontrarnos en las redes sociales con otros enunciados de filósofos, artistas, periodistas, librepensadores y hasta deportistas que nos sorprenden por sus contenidos altamente espirituales, y enseguida somos tentados a “investigar” si es que ese fulano que dijo tal cosa no anduvo poniendo sus pies en alguna iglesia cristiana.

Es probable que sí, como lo es también que no, y que sólo se trate de buenas personas, que tienen valores cristianos sin darse cuenta y lo declaran sin tanto prejuicio como los que tenemos nosotros a la hora de expresar nuestra fe.

En medio de esa tentación antes mencionada, me propuse hacer un paralelismo bíblico con uno de los discursos de quien fuera Director Técnico de la Selección Argentina de Fútbol entre 1998 y 2004: Marcelo Bielsa.

 

Las pruebas y las victorias

Es sabida esa extraña verborragia de Bielsa, que con un hablar pausado es capaz de meter cien conceptos por minuto. El reconocido entrenador, allá por principios de los 2000, dio una charla en un colegio rosarino y dejó varios tips más que interesantes a un grupo de alumnos de esa secundaria. Vivimos en tiempos donde los valores han pasado a un segundo plano para ceder protagonismo al denominado “éxito”, según los parámetros impuestos por la fama, el dinero, el poder, el status social, etc.


Y allí aparece Bielsa con un primer concepto tajante:
"No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganás, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma tanto. Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es puro cuento para vendernos una realidad que no es tal."

Es notable que en un ámbito como el cristiano, caracterizado en la antigüedad por personas que han sufrido, han perdido batallas y hasta han dado sus vidas por defender su fe, escuchamos a reconocidos teólogos que se la pasan hablando del éxito al punto tal que hacen sentir mal a aquellos cristianos que no la están pasando bien, o que se encuentran atravesando alguna prueba. De donde tendría que salir una palabra de empatía, aparece un discurso con palabras suavizadas, pero que terminan destruyéndolo a uno. Y por el otro lado, aparece un hombre con aspecto de campesino, con su pantalón por sobre el ombligo y gesto adusto, diciéndole a unos adolescentes que no se enorgullezcan por un triunfo, que no se amen a sí mismos más de lo debido, que no se atormenten por alguna derrota transitoria. Que eso no es el todo. Que la gente se acercará cuando triunfen, pero que eso no es lo importante, sino el recorrido honesto hacia el objetivo planteado.

Recuerdo las palabras de Jesús a sus discípulos, antes de partir, diciéndoles: “en el mundo tendrán aflicciones, pero no tengan miedo porque yo he vencido al mundo”. Y qué hablar del autor de Eclesiastés cuando dijo que “todo tiene su tiempo… tiempo de buscar, tiempo de perder…”. Y podría ir más allá recopilando versículos que hablan sobre los “amadores de sí mismos”.

 

El amor al dinero y la idolatría sobre las personas

El dinero no es malo ni bueno en sí mismo. Es un medio para conseguir cosas materiales. Nada más. Pero vemos a cientos de predicadores hacer tanto énfasis en las riquezas materiales y en cómo conseguirlas, que pareciese que ese es el sentido de la vida.


Siguiendo con el discurso de Bielsa, se refiere a este aspecto de la siguiente manera:
Estoy absolutamente convencido de que la fama y el dinero son valores intrascendentes. Pasa que, claro, nos los describen con un peso tan significativo que parecería imposible resistirse a valorarlos. Creo que el espíritu amateur, el amor hacia la tarea, es lo único que vuelve satisfactorio el tránsito por el trabajo; cuando observo de qué manera son descriptos hacia el público las celebridades, los ídolos, lamento muchísimo que se jerarquicen esos tipos de cosas, que se los describan millonarios, que se los describan famosos, que se los describan extraídos de la realidad social, fuera del contacto con la gente común. Sí estoy convencido de una cosa: fui feliz cuando disfruté del amateurismo, fui feliz cuando crecí enamorado de mi trabajo, yo tengo un profundo amor por el fútbol, por el juego, por la esquina, por el baldío, por el picado, por la pelota. Y desprecio todo lo añadido, todo lo que le fueron agregando para convertirlo extrañamente en deseado. Para explicar un poquito mejor esto, sé que la alegría de un triunfo en un partido dura cinco minutos, termina el partido y hay una sensación de efervescencia, una sensación de la adrenalina al tope que genera excitación y felicidad. Pero son apenas cinco minutos y después hay un vacío enorme y grandísimo. Y una soledad indescriptible."

¡Qué cierre magistral para denigrar la idolatría hacia personas que sólo se diferencian de nosotros por tener unos millones más! Y pensar que en nuestro ámbito, solemos canjear estampitas de la Virgen María por las de algún reconocido pastor.

 

Jesús ilustrado… ¿fue sin darse cuenta?


No sé realmente cuál es la creencia religiosa de Bielsa, pero cada vez me convenzo más de que,
al menos, habrá leído la Biblia. Es poco probable que una persona que no conoció o no leyó de Jesús pueda describirlo. Pienso en los tres años que Jesús utilizó para llegar a la cruz. En ese recorrido donde hubo aplausos, pero también pedradas. Donde su fama se extendía, pero aún así, las personas en posiciones de poder se entrevistaban a medianoche porque no querían que lo vieran hablando con él. A Jesús no le faltó el adulador de turno, pero no se dejó llevar por eso. ¡Ni siquiera cuando el mismísimo diablo le dijo que haga un milagro con su poder a cambio de riquezas materiales! Y leo a este hombre decir que "quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que popular, que mucho más importante es el recorrido con el que uno llega a un lugar que el éxito o no que se obtenga en la búsqueda, que los hechos son mucho más significativos que las palabras, que demostrar es mucho más importante que hablar, que hay que permitir que ingrese la información que riega nuestra parte noble y evitar que ingrese la información que estimula nuestros bajos instintos."

 

Opinión personal

No deja de fascinarme Bielsa. No es un secreto para quienes me conocen, y revelo esta admiración al resto de los que están terminando de leer este escrito. Su filosofía de vida, traducida en el campo de juego del deporte que más me gusta, me llevó a escarbar un poco más sobre este hombre, sus palabras y su vida deportiva. Y me encontré con esta conferencia, que es mucho más extensa, en la que veo una identificación con mi fe que me asombra. Y en tiempos donde desde el seno de la misma iglesia se ha desdibujado tanto todo lo que tiene que ver con los valores cristianos, me pareció pertinente resaltar las palabras de alguien que, hasta donde yo sé, no tiene relación con nuestro credo pero nos da una lección sobre cómo tenemos que redirigir nuestro discurso como cristianos, y en consecuencia, nuestro ejemplo.


 

Damián Sileo