Se me vienen a la mente un montón de pensamientos sueltos sobre estos dos fenómenos sociales, preguntándome por qué están en constante ascenso con sus discursos poco convencionales, en un sistema donde ser políticamente incorrecto, puede costar caro.
Acompáñenme a esta
sucesión de pensamientos sueltos sobre Javier Milei y Viviana Canosa, donde
dejé un poco de lado el rigor periodístico para poder meterme en una charla de
café donde, como todo argentino, podemos opinar como si fuésemos todos
directores técnicos.
Sin dudas, este tándem
constituye un dedo en la llaga de la política y de los medios de comunicación.
Si bien Viviana Canosa es del palo de los medios desde hace varios años, Javier
Milei, hasta hace no mucho tiempo, era solo un economista de alto perfil
mediático y un tanto excéntrico, pero que, de repente, copó la escena política
y se convirtió en muy poco tiempo en Diputado Nacional. Y va por más.
En los últimos
tiempos, uno de los deportes favoritos del oficialismo y de la oposición, por
igual, fue pegarle a estos dos personajes que se atrevieron a desafiar al poder
expresando sus ideas, en tiempos donde quien no está alineado a las posturas
oficialistas, se lo tilda de “facho, opresor, gorila, heteropatriarcal,
antiderechos, golpista” y un largo etcétera de epítetos despectivos
relacionados con el perfil político e ideológico. Aquí es donde se confunden
las líneas del oficialismo y de la oposición, porque parecieran estar del mismo
bando.
En el caso de los
medios de comunicación, el sesgo es un poco más marcado, puesto que aunque hay
medios claramente opositores al gobierno de turno, en cuanto a las ideologías
de género y todo el absurdo progresista, suelen estar, también, en la misma
vereda. Ambiguo, por cierto, porque, por un lado, algunos periodistas realizan
brillantes editoriales para denunciar la corrupción de este gobierno, pero por
otro, se los ve fomentando prácticas perversas como el aborto, por ejemplo,
algo promovido épicamente por quienes hoy ostentan el poder. Paradójico, por
cierto, ya que el Presidente decía estar preocupado por “la vida de los
argentinos”. ¿Qué preocupación válida puede pronunciar una persona que,
ligeramente, habla de aborto como si fuese un “derecho”?
En los sectores
convencionales de la política ven con preocupación el ascenso de Milei, y consideran
a Canosa como una especie de vocera mediática del ex arquero de Chacarita. Su
programa de televisión suele ser una de las pocas plataformas en las que a
Milei no lo exasperan para “sacarlo de sus casillas” –cosa que no cuesta
demasiado- y lo dejan explayarse tranquilamente en sus conceptos. Canosa también
fue blanco de los políticos oficialistas porque, como tantos otros periodistas,
se pronuncia constantemente en contra de la inmoralidad de este gobierno
peronista. Pero, al mismo tiempo, se puso a casi todos sus colegas en contra
cuando fue antagónica a la ideología de género y todo lo que ésta acarrea,
dejando la puerta abierta a las más inverosímiles perversiones. La ex pelirroja
nunca ocultó su perfil provida y, evidentemente, no se dejó llevar por la
vorágine que arrastró a gran parte del ambiente mediático hacia la “ola verde”.
Hoy día, debe ser la única periodista de la televisión abierta que se opone al
aborto, a las ideologías de género y denuncia la Agenda 2030, de la que nadie
habla.
Números en alza
Tal vez en Milei sea
más notorio porque constantemente hay encuestas sobre la suba y baja de la
imagen política de los principales referentes, y los números dan cuenta de que
cada vez más gente ve al líder de La Libertad Avanza como una esperanza de iniciar
una camada política no infectada con la corrupción, como en las últimas
décadas. De Canosa, probablemente, no haya mediciones más que de un rating
fácilmente manipulable, pero las redes sociales, por ahora, continúan siendo
ese lugar donde el común de la gente puede expresar sus favoritismos hacia tal
o cual figura mediática. Y ahí sí, puede verse que, más allá de alguna objeción
–la ingesta de cloro frente a cámaras, para ningunear el covid, por caso-, la
conductora de América supo captar la atención de muchísima gente a raíz de su
potente discurso contrario a la dictadura de género que se quiere imponer en
los medios.
Más allá de estos
perfiles que hacen sentir identificada a una importante porción de la
población, ¿qué es lo que hace temer tanto a los que están del otro lado?
Porque constantemente emergen figuras con discursos apetecibles a los oídos de
la gente de a pie, pero ninguno se constituyó en una amenaza para el poder de
turno ni en una incomodidad para los medios obsecuentes con ese poder.
Sin dudas, ambos
supieron capitalizar la bronca de la gente, el hastío de una población que ya
no se banca más el discurso barato de un presidente descartable, a quien aún su
propia socia atenta permanentemente contra su investidura, desgastando su
imagen con cada palabra e incitando a lo que alguna vez ella misma denominó
como “golpe blando”.
Por otro lado, Milei
también supo desnudar la miserabilidad de una estólida oposición, que en vez de
ocupar el lugar que el peronismo le está dejando mansamente con esta sucesión
de torpezas, pierde su sosiego queriendo desmembrar el frente liberal, como si
esa fuera una preocupación de los argentinos. Teniendo todo para salir al cruce
con ideas claras y un proyecto serio, dilapidan el tiempo tratando de ponerle
un pie en la cabeza a quien recién se inicia en la política, en lugar de buscar
los puntos en común para poder salir, definitivamente, de los regímenes
sucesivos que tuvieron al país en la miseria durante décadas. Imbéciles por
donde se los mire. Con poco tacto y nula empatía.
Milei y Canosa. Amigos
confesos, unidos por varios puntos en común. Entre ellos, el deseo de una
Argentina más justa y libre, con políticos creíbles y honestos, con medios de
comunicación que hablen con la verdad, con una sociedad que deje de estar
coartada por una estirpe política despreciable, que propugna el “pan y circo”
mientras se llenan los bolsillos. Ellos pelean contra un sistema en el cual
están inmersos. Y cuando aparecen, cual cartelito en la computadora que
advierte un “error en el sistema”, se los quiere borrar, limpiar, enmudecer,
quitar del medio, pero aún persisten. Siguen ahí. Y así como los ingenieros
actualizan los sistemas informáticos a partir de los “errores” que le tira la
técnica obsoleta, está la esperanza de que los errores de este sistema perverso
sigan multiplicándose para que el mismo mecanismo se actualice y genere más
errores hasta que podamos contar con un sistema libre de virus.
Por ahora, Milei y
Canosa siguen siendo un error en el sistema…



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