martes, 31 de mayo de 2022

Milei y Canosa, ¿errores de un sistema perverso?



Se me vienen a la mente un montón de pensamientos sueltos sobre estos dos fenómenos sociales, preguntándome por qué están en constante ascenso con sus discursos poco convencionales, en un sistema donde ser políticamente incorrecto, puede costar caro.

Acompáñenme a esta sucesión de pensamientos sueltos sobre Javier Milei y Viviana Canosa, donde dejé un poco de lado el rigor periodístico para poder meterme en una charla de café donde, como todo argentino, podemos opinar como si fuésemos todos directores técnicos.

 

 

Sin dudas, este tándem constituye un dedo en la llaga de la política y de los medios de comunicación. Si bien Viviana Canosa es del palo de los medios desde hace varios años, Javier Milei, hasta hace no mucho tiempo, era solo un economista de alto perfil mediático y un tanto excéntrico, pero que, de repente, copó la escena política y se convirtió en muy poco tiempo en Diputado Nacional. Y va por más.

 

En los últimos tiempos, uno de los deportes favoritos del oficialismo y de la oposición, por igual, fue pegarle a estos dos personajes que se atrevieron a desafiar al poder expresando sus ideas, en tiempos donde quien no está alineado a las posturas oficialistas, se lo tilda de “facho, opresor, gorila, heteropatriarcal, antiderechos, golpista” y un largo etcétera de epítetos despectivos relacionados con el perfil político e ideológico. Aquí es donde se confunden las líneas del oficialismo y de la oposición, porque parecieran estar del mismo bando.



 

En el caso de los medios de comunicación, el sesgo es un poco más marcado, puesto que aunque hay medios claramente opositores al gobierno de turno, en cuanto a las ideologías de género y todo el absurdo progresista, suelen estar, también, en la misma vereda. Ambiguo, por cierto, porque, por un lado, algunos periodistas realizan brillantes editoriales para denunciar la corrupción de este gobierno, pero por otro, se los ve fomentando prácticas perversas como el aborto, por ejemplo, algo promovido épicamente por quienes hoy ostentan el poder. Paradójico, por cierto, ya que el Presidente decía estar preocupado por “la vida de los argentinos”. ¿Qué preocupación válida puede pronunciar una persona que, ligeramente, habla de aborto como si fuese un “derecho”?

 

En los sectores convencionales de la política ven con preocupación el ascenso de Milei, y consideran a Canosa como una especie de vocera mediática del ex arquero de Chacarita. Su programa de televisión suele ser una de las pocas plataformas en las que a Milei no lo exasperan para “sacarlo de sus casillas” –cosa que no cuesta demasiado- y lo dejan explayarse tranquilamente en sus conceptos. Canosa también fue blanco de los políticos oficialistas porque, como tantos otros periodistas, se pronuncia constantemente en contra de la inmoralidad de este gobierno peronista. Pero, al mismo tiempo, se puso a casi todos sus colegas en contra cuando fue antagónica a la ideología de género y todo lo que ésta acarrea, dejando la puerta abierta a las más inverosímiles perversiones. La ex pelirroja nunca ocultó su perfil provida y, evidentemente, no se dejó llevar por la vorágine que arrastró a gran parte del ambiente mediático hacia la “ola verde”. Hoy día, debe ser la única periodista de la televisión abierta que se opone al aborto, a las ideologías de género y denuncia la Agenda 2030, de la que nadie habla.

 

Números en alza

Tal vez en Milei sea más notorio porque constantemente hay encuestas sobre la suba y baja de la imagen política de los principales referentes, y los números dan cuenta de que cada vez más gente ve al líder de La Libertad Avanza como una esperanza de iniciar una camada política no infectada con la corrupción, como en las últimas décadas. De Canosa, probablemente, no haya mediciones más que de un rating fácilmente manipulable, pero las redes sociales, por ahora, continúan siendo ese lugar donde el común de la gente puede expresar sus favoritismos hacia tal o cual figura mediática. Y ahí sí, puede verse que, más allá de alguna objeción –la ingesta de cloro frente a cámaras, para ningunear el covid, por caso-, la conductora de América supo captar la atención de muchísima gente a raíz de su potente discurso contrario a la dictadura de género que se quiere imponer en los medios.




Más allá de estos perfiles que hacen sentir identificada a una importante porción de la población, ¿qué es lo que hace temer tanto a los que están del otro lado? Porque constantemente emergen figuras con discursos apetecibles a los oídos de la gente de a pie, pero ninguno se constituyó en una amenaza para el poder de turno ni en una incomodidad para los medios obsecuentes con ese poder.

 

Sin dudas, ambos supieron capitalizar la bronca de la gente, el hastío de una población que ya no se banca más el discurso barato de un presidente descartable, a quien aún su propia socia atenta permanentemente contra su investidura, desgastando su imagen con cada palabra e incitando a lo que alguna vez ella misma denominó como “golpe blando”.

 

Por otro lado, Milei también supo desnudar la miserabilidad de una estólida oposición, que en vez de ocupar el lugar que el peronismo le está dejando mansamente con esta sucesión de torpezas, pierde su sosiego queriendo desmembrar el frente liberal, como si esa fuera una preocupación de los argentinos. Teniendo todo para salir al cruce con ideas claras y un proyecto serio, dilapidan el tiempo tratando de ponerle un pie en la cabeza a quien recién se inicia en la política, en lugar de buscar los puntos en común para poder salir, definitivamente, de los regímenes sucesivos que tuvieron al país en la miseria durante décadas. Imbéciles por donde se los mire. Con poco tacto y nula empatía.

 

Milei y Canosa. Amigos confesos, unidos por varios puntos en común. Entre ellos, el deseo de una Argentina más justa y libre, con políticos creíbles y honestos, con medios de comunicación que hablen con la verdad, con una sociedad que deje de estar coartada por una estirpe política despreciable, que propugna el “pan y circo” mientras se llenan los bolsillos. Ellos pelean contra un sistema en el cual están inmersos. Y cuando aparecen, cual cartelito en la computadora que advierte un “error en el sistema”, se los quiere borrar, limpiar, enmudecer, quitar del medio, pero aún persisten. Siguen ahí. Y así como los ingenieros actualizan los sistemas informáticos a partir de los “errores” que le tira la técnica obsoleta, está la esperanza de que los errores de este sistema perverso sigan multiplicándose para que el mismo mecanismo se actualice y genere más errores hasta que podamos contar con un sistema libre de virus.

 

Por ahora, Milei y Canosa siguen siendo un error en el sistema…

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