sábado, 21 de mayo de 2022

Relatos que se caen: apenas el 0,12% de la población adhiere al absurdo


Como todo relato basado en ideologías o percepciones, llega un momento en que se hace insostenible. Y el censo contribuyó a corroborar, con sus datos, que la ideología de género es un invento de un grupito de trasnochados que, por cierto, son muy ruidosos, y quieren convencer al mundo que la autopercepción, la multiplicidad de géneros sexuales y hablar como subnormales, es una cuestión de estado. Pero nada más lejos de esa realidad que se nos quiere vender desde los medios, impregnados de esta barbarie cultural que solo embrutece a la sociedad, y desvía la atención de los verdaderos problemas de los argentinos.

 

Ya circulan datos preliminares del censo, que arrojó números más que interesantes. Dado que la carta de presentación de los censistas era la absurda pregunta de cómo se autopercibían las personas que los atendían, hay que decir que solo el 0,12% de la población tuvo una autopercepción diferente a la que la naturaleza les concedió. El 99,88 % restante, son hombres y mujeres que no reniegan de su sexo.

 

Este brevísimo paneo por el resultado global del censo, deja algunos análisis necesarios. En especial, por el énfasis que el gobierno de turno pone en estas cuestiones insignificantes para casi el 100% de una población que reclama, día a día, por mejoras en tantísimas áreas que, sí, son trascendentales para el crecimiento individual y colectivo.

 

En propias palabras de Alberto Fernández, los resultados del censo sirven para diseñar políticas públicas que traigan bienestar a la sociedad. Si el Presidente repara en estos números, se tendría que dar cuenta que es inútil seguir creando más ministerios y secretarías relacionados con temas que no le interesan a nadie (bah, a un 0,12% de la población) y a los que se aplican millonadas de pesos que no tenemos. Fortunas que no tienen como destino la Educación, ni la Seguridad, ni la Salud, ni el Trabajo, las cuatro áreas fundamentales en las que se apoya –o debería apoyarse- el Estado.

 

Según números del último presupuesto, el Gobierno Nacional destinó 2 billones de pesos para Políticas de Género, lo que equivale a casi el 15% del presupuesto nacional (*), que apenas destina un dígito a educación, seguridad y salud.



 

A la luz de los números arrojados por el censo, ¿continuará el Gobierno con estas políticas incongruentes con la realidad? ¿Seguirán fomentando la idea de que crear más y más dependencias del Ministerio de la Mujer, hablar como infradotado o hacer cursos de género para sacar un registro de conducir va a disminuir la violencia contra la mujer? ¿Supondrán que crear los aberrantes centros de hormonización para niños está por encima de erradicar la desnutrición infantil en un país que puede generar comida para 10 veces más la cantidad de habitantes que somos? ¿Creerán que por bregar por el cupo femenino dignificarán el rol de la mujer en la sociedad? En un país donde tanto se habla de la identidad, ¿seguirán confundiendo la identidad de los niños transmitiéndole la idea de que pueden autopercibirse del sexo que quieran y no del que la naturaleza le asignó?

 

Preguntas retóricas, si se quiere, pero que es necesario formularse, cuando se está en presencia de un gobierno ciego, sordo y mudo ante las verdaderas necesidades de una mansa población que ya está al borde de la ira.

 

(*) Fuente: ElEconomista, 4 de octubre de 2021. 

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