En una penosa edición del programa “A dos voces”, que conducen Edgardo Alfano y Marcelo Bonelli por la señal TN, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, dio una muestra más de la realidad paralela que vive.
Una serie de frases desafortunadas y declaraciones esquivas a las preguntas de dos periodistas que jamás repreguntaron cuando el entrevistado se iba por la tangente o, directamente, respondía algún desatino.
Primera pregunta y primera mentira. A modo de intro, se le hizo una pregunta antes de ir a la pausa. “¿Cómo está la economía?”, fue la pregunta. “La economía crece día a día”, fue la respuesta. Se avecinaba una noche en la que las mentiras y las incorrecciones, iban a ser moneda corriente.
A eso, hay que sumarle la ineptitud, o el miedo, de dos periodistas que jamás supieron-pudieron-quisieron reformular preguntas cuando Fernández daba alguna respuesta risible o, como suelen hacer los políticos, desviar la respuesta para decir lo que ellos quieren en vez de responder la pregunta que le formulan. Una de ellas fue la “pregunta vedette” de la noche: “Si Cristina es condenada, ¿la va a indultar?”. La respuesta era simple: “Sí o No”. Sin embargo, Fernández se encargó de embarrar la cancha a tal punto que hizo perder a los periodistas en la nebulosa y jamás reencausaron la pregunta. Una verdadera pena que, dos periodistas tan experimentados y que cuentan con la espalda suficiente como para que un presidente acepte la invitación a ir a su programa, no hayan estado a la altura.
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| La culpa siempre es de otro... |
El colmo de las respuestas esquivas fue cuando Bonelli le consultó acerca de los cantitos amenazantes de la parcialidad kirchnerista, el famoso “si la tocan a Cristina qué kilombo se va a armar”, y sin mediar con algún puente, respondió que “lo que tenemos que exigir como argentinos es que tengamos un sistema judicial independiente, con jueces probos y donde podamos conocer sus bienes…”. Fue, realmente, una sensación de impotencia ver cómo los dos periodistas observaban impávidos al entrevistado diciéndole lo que les quería decir en vez de responder la pregunta que le hicieron.
El resto de la entrevista pasó entre viejos clichés por demás desgastados (“ah, pero Macri”, “vivimos una pandemia”, “sufrimos los efectos de una guerra”, etc) y frases desafortunadas como la “sugerencia” de que el fiscal Luciani corriera la misma suerte que Nisman, hace 7 años. Por supuesto, cuidándose de que la expresión suene a “ojalá no le pase lo mismo”. Una frase infeliz, desubicada y hasta maliciosa. Por otra parte, excusas y razones inverosímiles para esquivar la responsabilidad del desastrozo gobierno que están haciendo. Jamás una autocrítica, jamás un mea culpa. Kirchnerismo puro.
En síntesis, una hora triste de la televisión argentina, con un presidente que volvió a dilapidar una gran oportunidad de sincerarse con los argentinos, y con dos periodistas que no estuvieron a la altura de las circunstancias.


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