domingo, 17 de agosto de 2025

Los "Homo Argentum" y sus subespecies


Gente que es capaz de hacer cosas que antes no hacía o deja de hacer cosas que practicaba, solo porque eso se congracia o se antepone, actualmente, con su ideología política. ¿Tan idiota se puede ser? 


Algo que nos tiene superocupadísmos por estos días, es esta nueva película protagonizada por Guillermo Francella, "Homo Argentum", en la que encarna a 16 personajes diferentes que, según dicen los que la vieron, pinta de cuerpo entero el ser argentino.

Tanto el estreno como algunas declaraciones del actor fueron foco de atención para la mayoría de las personas, que actuaron en consecuencia. Pocos se dedicaron a hablar de la película como tal, de su actuación o de la calidad del filme. Incluso la "crítica especializada", así entre comillas, dedicó líneas que iban más allá de lo que un lector necesita leer. Porque los "críticos" (así también encomillados), en vez de ir a ver una película para hacer una reseña, van predispuestos a sacarle el mensaje político que ésta tiene o que ellos, tal vez, suponen que tiene.

Ahora bien, lo que me motiva a escribir estas breves líneas es el grado de estupidez de dos subespecies (haciendo honor a la película en cuestión) de las cuales estamos rodeados.

Por un lado, tenemos al "homo argentum libertarium", que tal vez jamás haya consumido a Francella, pero se volcó al cine de manera inaudita para ver un filme solo por el mensaje que supuestamente da y porque el actor se pronunció favorablemente a las políticas actuales, lo cual está en todo su derecho. Postean con notable excitación el logro de que algo funcione sin ayuda del Estado aunque el producto no sea de su agrado. ¿Se puede ser tan imbécil?

Y, claro, tenemos también a los "homo argentum peronchus", que otrora se divirtieron hasta el hartazgo con las ocurrencias de Francella, pero que hoy, debido a su perfil ideológico, no fueron ni van a ir a ver la película y hasta la boicotean, privándose de disfrutar lo que los hizo divertir durante tantos años. ¿Tan imbéciles son también?

Para terminar, y por si alguno les interesa saber lo que voy a hacer (siempre hay alguno que pregunta eso, de curioso o con tono inquisidor, mayormente), les diré que no iré a verla al cine; esperaré a que esté en plataformas o cuando la den en la tele. No veo películas argentinas en el cine. "¡Eh, zipayo, no apoyáz el zine nazional!". No. No veo películas argentinas en el cine por el solo hecho de que considero que son pelis para ver en la tele y en casa. Solo voy al cine a ver películas de acción, con tiros, persecuciones y efectos especiales, donde las escenas ameritan verse con la tecnología visual y auditiva que nos regala el cine. O sea, es solo cuestión de gustos y no porque no apoye el cine argentino. Tampoco iría a ver un drama de Hollywood a una sala. 

Aclaro que adhiero, por supuesto, que una película se haga con recursos privados y celebro que tenga éxito, pero no por eso voy a ir corriendo al cine a verla ni tampoco a llenar mi facebook con flyers alusivos para enrostrarle a mis amigos peronistas que se puede vivir sin la mentira del Estado Presente. 

Dicho esto, chau. Buen domingo.

sábado, 7 de junio de 2025

Día del Periodista: ¿Impactar a cualquier precio o decir la verdad?

 



7 de junio Día del Periodista

El Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas, celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas. El 7 de junio de 1810, Mariano Moreno fundó la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer periódico de la etapa independentista argentina. La Primera Junta indicó por decreto su fundación por ser necesario anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Sus primeros redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.

 

He aquí la transcripción del primer texto escrito por el fundador de la “Gazeta de Buenos Ayres”, en su primera edición del 7 de junio de 1810.

“¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península? Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal, con el título de la Gaceta de Buenos Aires”.

 

Leyendo ese primer escrito de Mariano Moreno, reflexionaba acerca del ejercicio del periodismo hoy día en nuestro país, y me doy cuenta de cuán lejos se está de aquél ideal de los primeros periodistas. Informar, sean éstas buenas o malas noticias, se trate de logros o fracasos de una determinada gestión, independientemente de nuestras simpatías. Pedir este tipo de objetividad tan básica hoy parece una misión imposible.

 

En algún tiempo no muy lejano solía escuchar cada mañana a un periodista que, en más de una oportunidad, hablaba sobre esto, y, palabras más, palabras menos, mencionaba siempre una frase que para mí se hace latente cada vez que leo un diario, veo la tele o escucho la radio: “En la actualidad, en el periodismo, importa más cómo se afecta a la sociedad que decir la verdad”.

 

Seguramente hoy habrá muchísimos saludos por el Día del Periodista, muchos reconocimientos, muchas palabras de afecto y palmadas en la espalda, pero ¿cuántos nos sentimos –y me incluyo- dignos de recibir esos saludos? Más allá de celebrar este día, no estaría demás que quienes ejercemos y disfrutamos esta profesión tan linda y tan noble, hagamos un examen introspectivo y reveamos nuestras formas de hacer periodismo, en cualquier ámbito en el que lo estamos ejerciendo. Desde lo político, lo social, lo deportivo, lo religioso, hay parámetros que nos tiene que igualar: la información veraz, la credibilidad, la objetividad, la independencia...

 

Por eso, quiero desear un muy Feliz Día del Periodista a todos los colegas que ejercen con dignidad esta profesión. Que Dios los bendiga e ilumine cada vez que estén frente a un micrófono, una cámara, una hoja o un monitor de computadora.

 

Damián Sileo

Uno que trata de ser periodista cada día

lunes, 10 de febrero de 2025

Las Crónicas del Maestro


¿Qué traté de hacer con este breve escrito? Nada fuera de lo común, lo que cualquier cristiano quiere hacer en tiempos donde se busca complejizar la fe: simplificarla. Por eso, mediante un lenguaje cotidiano, busqué recrear cuatro escenas de la vida de Jesús de manera tal que brille tanto su sencillez como el poder de su mensaje. Espero puedan disfrutar estas historias y compartirlas a quienes aún no conocen al Señor.



Prólogo


"Tres años es poco tiempo para ejercer una misión como, por ejemplo, la de salvar al mundo".

Un carpintero muy particular, un hábitat extraordinario. Narraciones históricas de manera concisa exponen la cotidianidad y cometido del Maestro en su tramo en la tierra.

Diversas posturas revelan con humanidad, esencia y transparencia el corazón dispuesto de Jesús, así también su vivir, influyendo a quienes lo siguen.

El caminar del Verbo hecho carne y sus días en la tierra se ven envueltos en situaciones donde la fe alrededor es puesta a prueba repetidamente. Nuestro narrador, analizando cada una de estas condiciones que atraviesan al Maestro y su valor, siempre hace relucir este hecho: un porte humilde y empático puede vencer, por mucho, cada una de ellas.

Camila Zoe Zotelo



Capítulo 1

MI PRIMO EL MAESTRO


En aquellos años, no a cualquiera se lo llamaba "Maestro". Sólo se reconocía como tales a aquellas personas con probada experiencia en el campo de la teología. Claro que la palabra "teología" no existía en ese entonces, sino que fue creada tiempo después para significar a la ciencia que estudia a Dios y todo lo relacionado con Él. En otras palabras, el Maestro, en la Biblia, era aquél que tenía conocimiento, relación y, en consecuencia, autoridad para hablar de Dios a otros.

Por lo tanto, que a Jesús lo llamaran Maestro era una obviedad. Pero ¿cuáles eran sus pergaminos? Si durante 30 años estuvo fuera del radar de los fariseos, ¿cómo es que de la noche a la mañana todos lo reconocían y empezaban a hablar de él? 

Sucede que tenía un primo llamado Juan, con una gran facilidad para convencer a las personas. Un tanto hosco, por cierto, y a veces problemático con las autoridades. Pero resultó ser un gran manager, al punto tal que en lugar de ir él al centro de la ciudad a predicar, la gente iba donde él estaba, en el medio de la nada, para escucharlo hablar de un primo que, según él mismo decía, iba a hacer su aparición con milagros y con bautismo de fuego. ¡Wow! No sé qué habrá pensado la gente cuando Juan decía eso, pero quedaba claro que le creían y accedían a un ritual hasta entonces desconocido, que consistía en sumergirse en el agua por unos segundos y salir a flote nuevamente. Bautismo, le decían, y de ahí es que lo apodaron "Juan el Bautista". Algo especial tenía este hombre para que la gente hiciera lo que le pedía.

Pero, volviendo al Maestro, un día, como si nada, se le aparece mientras la gente se estaba bautizando e hizo la fila como cualquier hijo de vecino. Cuando le toca el turno, Juan se sorprende y le pide que lo bautice a él. Evidentemente no se habían puesto de acuerdo cómo iba a ser el protocolo, ya que Jesús le dice: "Primo, vos me tendrías que bautizar a mí, así doy el ejemplo". Juan, que no le terminaba de entender, le retruca: "¡No! Vos a mí", casi con un tono desafiante. Jesús, con pasividad, casi con un gesto de resignación, agacha su cabeza en 45 grados, choca las yemas de los dedos de su mano derecha con los de su izquierda y vuelve a recalcarle: "A ver, Juan, vamos a organizarnos un poco. Mañana empiezo mi ministerio así que hoy necesito estar bautizado". Casi como excusándose, Juan levantó a medias ambas manos como diciendo: "Ok, ok, vos sos el que manda", y lo bautizó.

Así comenzó la epopeya de este Maestro, cuyo currículum decía: "Nacido en un establo en Belén en el -4 (¿?). Exiliado en Egipto a los dos años. Cuando niño, se le escapaba frecuentemente a la madre para estar en la sinagoga. Fue carpintero como su padre". 

Hay que reconocerlo: Juan hizo un gran trabajo de promoción. De repente, todo el mundo hablaba del Maestro.



Capítulo 2

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA


El carpintero andaba por el pueblo que lo vio nacer junto a sus 12 amigos. No había hecho gran cosa allí porque la gente mucho no le creía. De ahí la famosa frase "Nadie es profeta sino en su propia tierra". Así que continuó su recorrida por otras regiones. 

Venía de tener algunos episodios fuertes, como haber tenido que alimentar a 20 mil personas, más o menos, con cinco pequeños panes y dos pescados. También se le embraveció el mar una noche y tuvo que recurrir a sus influencias para que se calmara. Y hasta recibió la mala noticia de que a su primo le habían cortado la cabeza por pedido de una nena caprichosa y la flojera de un gobernante que era un mamarracho.

En fin, cuando se dedicó a descansar un rato, lo cruzaron por el camino unos religiosos que, como estaban al divino botón, sólo buscaban hacerle pisar el palito al hombre de Galilea, emboscándolo con pasajes de las Escrituras sacados de contexto. A esta altura, con el trajín de andar haciéndole el bien a la gente por cuanta ciudad pisaba, el Hombre ya estaba un poco con los niveles de paciencia en rojo, así como cuando el celular se pone en 20% y bajando. 

Así que no tuvo mejor idea que confrontarlos con su propia hipocresía, un poco como para que se desmadre todo, y les dijo: "Lo que entra por la boca no es lo que contamina a las personas, sino lo que sale, porque en realidad, sale del corazón. Y eso es lo que contamina a la gente".

¡Para qué! Enseguida sus amigos, que estaban entremezclados con estos "fiscales del universo", escucharon como se hablaban en secreto y enseguida le dijeron a su líder: "Jefe, parece que a esos viejos no les gustó nada lo que dijiste y andan ofendidos". A lo que su líder, aun fastidiado por la situación, les dijo: "Déjenlos. No les den calce. Son ciegos que pretenden guiar a otros ciegos y lamentablemente, quienes los escuchen y los sigan, van a caer con ellos".



Capítulo 3

LAS MATEMÁTICAS DE DIOS


Cae la noche y una vez más... el Maestro estaba cansado después de un día más de trajín ministerial. Si tres años es poco tiempo para ejercer una misión como, por ejemplo, la de salvar al mundo, imagínense en una época en la que no existía la tecnología, los medios de comunicación ni las redes sociales. La única red que tenía Jesús a mano era la que usaba para salir a pescar con sus discípulos.

Lo cierto es que el joven de barba tupida venía de una gira por la glamorosa Jerusalén, donde había tenido una de sus tantas agarradas con los religiosos que ardían de rabia porque no les salía una bien. Y en su regreso por el mar de Galilea, hizo un par de paradas por Decápolis, donde sanó a un sordomudo. Luego de eso, le recomendó que no dijera nada a nadie. Es probable que Jesús no haya estado demasiado lúcido cuando le pidió eso porque... ¿qué sordomudo se va a quedar callado luego de haber sido sanado milagrosamente? En el fondo, pienso.. ¡fue una estrategia! Seguro que le dijo que no le contara a nadie para producir el efecto adverso. ¡Habrá sido eso! 

Una jornada de varios sermones le espera en este tramo del tour. Y no iba solo, porque detrás de los 12 guardaespaldas, había unas 5000 familias que lo venían siguiendo hacía como tres días. 

En eso, Jesús muestra su lado fuerte, pero también su costado menos hábil, el de las matemáticas. Está comprobado que el Señor podía hacer milagros, liberar a la gente atormentada, sanar enfermos terminales y hasta resucitar muertos, pero... no le pidan que haga cuentas porque jamás lo entenderíamos.

El lado fuerte de Jesús, por supuesto, estaba emparentado con el amor, la misericordia, la empatía... "tengo misericordia de esta gente que hace tres días que nos sigue", dijo Jesús a sus discípulos, utilizando esa palabra, "misericordia". Hasta ahí, todo bien. Es el Jesús que todos conocemos y eran lógicas sus palabras. Así que sus discípulos empezaron a organizar la desconcentración. "Muchachos, ya es tarde, el Maestro está cansado así que, vayan moviéndose", habría dicho Pedro, siempre preocupado porque Jesús estuviese cómodo. 

Como la gente seguía ahí, ante el intento de Pedro de sacar su espada para ser un poco más... persuasivo, aparece en acción Judas, con su labia para intentar convencerlos. "Ciudadanos, estamos en vísperas de una revolución y necesitamos que nuestro líder esté bien descansado para mañana", le habría dicho a la gente cual político en campaña. Algunos se miraron como comprendiendo la situación y se estaban parando como para hacer la retirada.

Entonces Jesús interrumpe todos los planes y les dice a sus discípulos que les den de comer. Los 12 se miraron esperando la carcajada del Maestro para corroborar que estaba bromeando. Pero no. Reiteró el pedido y Tomás, siempre realista, le dice: "No hay ni un supermercado chino abierto en todo Jerusalén. ¿Dónde vamos a comprar a esta hora?"

Tímidamente, Juan viene con un niño de la escuela bíblica, que tenía la viandita que le había preparado su mamá por si acaso le agarraba hambre. Le muestra la bolsita y había 5 panes y 2 peces. "¡Buenísimo!", dijo Jesús, mirando a los suyos como buscando respaldo a su idea de alimentar a la multitud con la comida de un niño. 

Mateo, el más sapiente de todos, con su mirada puesta en la pantalla de su ábaco (no había calculadoras en ese entonces) trata de enseñarle al Maestro que las cuentas no daban. "Maestro, son 5 panes para 5000 familias. No nos dan los números".

La noche estaba avanzada, y Jesús estaba cansado como para ponerse a explicarle a sus discípulos así que, dio gracias a Dios por las 7 porciones que allí tenía y le dijo a la gente: "Siéntense que ahora pasan los mozos". Y así fue que todos comieron, se saciaron y, paradójicamente, con la comida que sobró, llenaron 12 canastas.

La gente se fue y Jesús, antes de irse a dormir, habrá pensado: "¿Querían matemáticas humanas? Ahí tienen, una canasta para cada uno. No me molesten mientras duermo".



Capítulo 4

HOY ES UN BUEN DÍA PARA HACER UN MILAGRITO


Al parecer, un grupete de religiosos pícaros tenían como misión en la vida hacer que el carpintero caiga en alguna de sus trampas cargadas de una falsa moralina. Pero el joven nacido hace casi 32 años ya la tenía clara. Como dicen en el barrio: "cuando vos vas, yo voy y vengo". Bueno, algo así pasaba en aquel tiempo en que estos buenos para nada perseguían al Maestro para ver si lo pescaban in fraganti.

¿Se imaginan los posteos cazademonios en facebook que harían acusando al pobre Cristo por transgredir la sana doctrina curando a un enfermo terminal durante la hora del culto, y encima hacerlo sin usar corbata? Menos mal que en esa época las únicas redes que había eran la que usaban para pescar. Aun así, los payasos de túnicas se las ingeniaban para hacerle perder la paciencia hasta al mismísimo predicador que recomendaba actuar con mansedumbre. 

En fin, hay que entenderlo, también era hombre y tenía emociones. Lo que sí es seguro, es que jamás pecó, pero me hubiera gustado ser mosca para presenciar algunos episodios donde ponía en práctica eso de que "el celo de tu casa me consume". ¡Y vaya si lo ha hecho al punto de sacar a palazos a los que estafaban en el templo! 

Pero, bueno, no sé si alguna vez lo enseñó, pero imagino que habrá sido de los primeros en contar hasta diez antes de explotar y, como lo hacía en algunas ocasiones, tiraba alguna perlita que hacía enfadar hasta el último religioso. 

Se ve que en esta vuelta lo engancharon apurado cuando se le acercó un pobre hombre con dificultades para caminar, y que siempre llegaba tarde al estanque de los milagros. Se acercó a Mateo, que era el más organizadito de todos sus seguidores y le preguntó qué día era. El ex publicano miró la agenda, y le dijo: 

-"Esta noche tenés que predicar en la playa del otro lado del mar de Galilea, a las 20 horas". -"Sí, ya sé", le respondió el Maestro, "pero, decime qué día es hoy". 

-"¡Ah! Es sábado". 

-"Ok, hoy es un buen día para hacer un milagrito". Así que miró al hombre y casi sin mediar otra palabra le dijo: "Agarrá tu bolsa de dormir y andá con tus amigos".



Epílogo


Pensé que cuatro historias eran pocas para convertirlas en un libro. Así que estuve bastante tiempo pensando en otros sucesos en los que Jesús hiciera gala de su esplendor para bajarlos en simples palabras. Pero, debo confesar, la inspiración forzada, no es inspiración. Estas cuatro historias llegaron en determinados momentos de mi vida en los que no me propuse escribirlas. Y el efecto contrario se produjo cuando me disponía a "crear" historias para hacer más extensa esta obra. La inspiración nunca llegó, pero prefiero creer que Dios dijo: "Hasta aquí". Dicho y hecho, es hasta aquí. 


sábado, 11 de enero de 2025

Nuestros días en Cabalango




Volvimos. Casi ni nos dimos cuenta. Parece que fue ayer que abordamos el avión que nos llevó a Córdoba en apenas una hora y 10 minutos, pero pasaron casi 10 días y ya estamos de regreso a nuestra Buenos Aires querida.

Dicen que Córdoba es linda, y no les han mentido. Cada ciudad encierra una historia. O muchas historias. Como Cabalango, una especie de pueblo fantasma ubicado a unos 20 minutos de Villa Carlos Paz. Y no digo lo de "pueblo fantasma" en forma despectiva, sino atendiendo a una estadística oficial que dice que según el censo de 2010, contaba con solo 336 habitantes registrados. Se estima que en los últimos 15 años esa cifra se duplicó, por lo que habría que suponer que ronda los 700 pobladores. Aun así, la joven comuna de Cabalango se las rebuscó para convertirse, en los últimos tiempos, en otra de las atracciones turísticas que ofrece la provincia mediterránea.



Vacaciones
La post pandemia no nos había regalado, como familia, la posibilidad de irnos de vacaciones. Varios factores fueron postergando esta breve aventura que se dio, al fin, ni bien comenzó el año. Con el pasar de las siguientes fotos iré contando pequeñas historias, con el fin único de entretenerlos un rato en medio del día laboral y, por qué no, de compartir esta vivencia con aquellos que se alegran cuando a uno le va bien.


Turbulencia, presión baja y una tripulación de lujo
La mañana del 3 de enero comenzó con el bocinazo de nuestro amigo Hernán, a las 6.30 de la mañana, para llevarnos a Aeroparque. Aunque todos tenemos experiencia en el aire, fue nuestro primer vuelo en familia. Las miras estaban puestas en Donato, que tuvo su primer viaje en avión. Al parecer, fue como viajar en colectivo o en tren, dado que no reflejaba ninguna emoción, ni mucho menos, temor de subir a un avión. Está claro que los jueguitos de Minecraft o vaya a saber qué, le habían ganado a cualquier curiosidad que le pudiera generar el hecho de estar en un pájaro gigante de acero que de repente, tomó velocidad... y altura. 


En medio de unas breves turbulencias, sucedió algo con Agus que quiero mencionar. La situación fue incómoda ya que le bajó la presión, pero, sin entrar en detalles sobre ese malestar que le duró unos minutos, quiero detenerme en destacar el trabajo de la tripulación de la empresa JetSmart. La rapidez, amabilidad, paciencia, empatía y todos los adjetivos que se les pueden ocurrir, convergen en las personas de Oriana Demarco y Luca Mesiano. La atención que le dispensaron a Agus es digna de resaltar, y en tiempos donde todo el mundo protesta por todo y en el que los libros de quejas son solicitados con frecuencia, no quisiera dejar pasar este relato sin destacar la gran tarea de estos chicos, y decirles a los popes de la empresa JetSmart que debieran darles una placa al mérito. Ori, Luca, jamás los olvidaremos.


Arribo a Córdoba
Nuestro anfitrión, Rubén Darío Vázquez, tuvo la amabilidad de ir a esperarnos al Aeropuerto, para agilizar el traslado a Cabalango. Las dos horas que debieron consumirnos el viaje en transporte público, se redujeron a apenas 40 minutos hasta llegar a las hermosas Cabañas Tunquelén. Se trata de una edificación nueva, con las comodidades necesarias para una familia tipo que desea descansar y disfrutar del silencio y el sonido del río y la cascada que está situada a escasos 300 metros del lugar.

Precisamente, el Río Los Chorrillos fue el primer lugar al que fuimos rápidamente los cuatro para hacer las primeras fotos en el pueblo que comenzábamos a descubrir. Subidas y bajadas empinadas nos hace sospechar que hemos vuelto de allí con dos kilos menos.


Noche de pizzas
El tercer día en Cabalango nos regaló un hermoso atardecer que pudimos documentar a través del lente de Agus, para dirigirnos al hogar de Rubén Darío y Alejandra, quienes nos recibieron con una linda variedad de pizzas. La tertulia nos hizo pasar, por supuesto, a viejos y hermosos recuerdos de cuando la música hizo que nos conociéramos con Rubén Darío. Muchos nombres surgieron en la charla y de todos extrajimos hermosas anécdotas que la fueron nutriendo.


Paseos
La idea era descansar, por lo que los paseos no estaban en nuestro orden de prioridades, así que hicimos solo dos salidas: una a Córdoba Capital y otra a Villa Carlos Paz. La primera nos depositó en el conocido shopping Patio Olmos y en un espectacular bodegón vintage llamado Vidón, donde comimos a un precio inimaginable hasta sentirnos bien satisfechos. 


La pasada por Villa Carlos Paz fue más extensa, iniciando por Wo, un nuevo paseo de compras a cielo abierto. También pasamos por el popular reloj cucú, una verdadera estafa. Uno debe esperar media hora para que el pájaro haga una salida donde dice una sola vez "cucú" y se esconda velozmente. Los turistas que estaban allí rodeando el reloj no sabían si reírse del chiste o de la desazón por no haber podido filmar la salida del pajarraco.


Pero lo más lindo de la salida a la populosa ciudad poblada de teatros, fue el encuentro con nuestros amigos José y Candelaria Goncebat. Los descubrimos por casualidad, al ver en sus redes que andaban por Córdoba. Bastó solo un par de mensajes para coordinar el encuentro y pasar una tarde genial hasta que tuvimos que tomarnos el micro de regreso a Cabalango. Durante la espera, el cielo se pobló de nubes y cayeron un par de granizos pequeños. Raro, porque aun no estaba lloviendo. El viaje fue bajo la lluvia, y al llegar al pueblo, veíamos a la gente salir raudamente del río. "¿Qué habrá pasado?", pensamos. Lo que nos contaron al llegar fue que minutos antes se había largado una terrible granizada, con piedras del tamaño de una pelota de golf. 


Un vecino peculiar
Llegaba nuestra última noche en la cabaña. El jueves lluvioso invitaba a la lectura o a ver una peli. Pero más allá del clima, el que siempre se había presente al costado de la cabaña era un pequeño zorro, que cuando le chistábamos para fotografiarlo, se escapaba. Apenas algunas tomas pudimos hacerle, y en ninguna nos sonrió. 


Un último paseo por el puente y el acceso al pueblo fue lo que hicimos a la hora de comprar algunos recuerdos. En mi caso, un mate, por supuesto.


Regreso a casa e indiferencia felina
Un poco de espera en el aeropuerto de Córdoba fue amenizado por ricas combinaciones de comidas que pudimos probar en esa terminal. El viaje de regreso fue tan placentero como el de ida. Salida a tiempo y llegada a destino antes de tiempo. Amabilidad, sonrisas, buena atención y 58 minutos de vuelo fue lo que tuvimos hasta Buenos Aires, que nos recibió con el ruido de bocinas.
 

La llegada a casa coincidió con la salida de nuestra vecina Nancy, quien religiosamente iba cada día a abrirle la puerta y alimentar a nuestra gata Liza, la verdadera dueña de casa. La felina, consciente de que la dejamos sola por 7 días, nos miraba con la indignación e indiferencia propia de quien está dispuesta a vengarse por dicha osadía. Y vaya si lo hizo: esa noche, como nunca, se encargó de molestarnos mientras dormíamos, maullando, paseando por la cama y pisándonos, en lugar de ponerse en un rincón como lo hace siempre y dormir a la par nuestro. En fin, cosas de bichos.